He escrito para ti la carta que me hubiera gustado recibir al comenzar esta aventura con las altas capacidades. Desde hoy, ya no estás sol@.
Puede que lleves un tiempo sintiendo que tu hijo es especial aunque todavía no le has puesto nombre.
Quizás hayas llegado aquí buscando respuestas a las siglas AACC (altas capacidades), esas que posiblemente te acompañarán a partir de ahora y para siempre.
Puede que ya lleves tiempo conviviendo con el término, intentando entenderlo y familiarizarte. Saber qué hacer.
Sientes muchos miedos y es normal. Yo también estuve ahí, momentos que paralizan.
Te prometo que si dejas de escuchar las opiniones externas y te centras en buscar las respuestas a tus preguntas, las encontrarás.
No importa el origen, lo que realmente importa es que quieres tomar acción y descubrir qué puedes hacer para ayudar a tu/s hijo/s.
Las altas capacidades no son una moda y mucho menos una enfermedad ni nada de lo que avergonzarse. Todo lo contrario. Es una forma diferente de ver la vida, de percibir el mundo, de aprender y sentir, de vivirlo todo.
Son pequeños diamantes que necesitan que conozcamos bien sus características y ser pulidos con cuidado para brillar. Por eso tu papel va a ser fundamental.
Bienvenid@ y tranquil@, tu instinto te ha traído a casa.
Esta es tu tribu, y yo, voy contigo.
Soy organizadora de bodas y eventos, ahora también divulgadora y autora del libro “Yo siempre os daré voz”, pero principalmente soy madre de tres niñas con altas capacidades, por lo que seguramente estés aquí.
Trimadre de 3 magníficos y distintos diamantes.
De la dificultad de gestión que supone una familia numerosa neuro diversa, altamente sensible e intensa surge mi propósito de vida. Ayudar a más familias como la mía.
Mi lucha empezó con el primer informe en las manos, el de nuestra hija mayor.
Esto cambió el rumbo de mi vida porque ese mismo día decidí tomar acción: visibilizar y normalizar las altas capacidades.
DAR VOZ.
Ahora esa voz es la de mis tres hijas, la de miles de niños y también la de sus familias.
Piensa en una mañana de cole cualquiera. Compáralo con esa sensación de tener que ir a ese lugar de trabajo que te hace de todo, menos feliz.
Te entran taquicardias solo de pensarlo. El simple hecho de levantarte ya te supone un gran esfuerzo.
Cuando llegas, tus compañeros están reunidos hablando de temas que nada te interesan.
Soledad.
El jefe además, no tiene el mejor de los días, lo que se traduce en malas caras, faltas de respeto y menosprecio.
¿Cómo te sentirías? Probablemente estarías enfadad@, irritable, con ganas de que acabe el día y poder salir de allí para calmar toda la rabia acumulada durante la jornada.
Pero al llegar a casa, la cosa no mejora. Tu pareja no pregunta ni escucha lo que te ha pasado, no valida lo que estás sintiendo y además, se enfada por no estar del humor que “deberías”
A tu hij@ le pasa lo mismo.
… El mundo escolar y social no se lo pone fácil como niño de altas capacidades, y al llegar a casa, en vez de ayudarle a cubrir esas necesidades como ma/padre, te centras con impaciencia en intentar que deje de reaccionar como tú lo harías si estuvieras en su lugar.
Sin saber siquiera, el lugar que realmente ocupa.
Este es sólo uno de los muchos ejemplos que suceden a diario con nuestros pequeños.
La suma de momentos así día tras día, nos lleva a situaciones límite en las que sentimos haber perdido el rumbo y la desconexión con ellos, sin ser conscientes de lo que está pasando.
Se nos olvida cambiar el foco y ponerlo en nosotros, para ayudarles a ellos.
Si estás en ese punto de no saber cómo ayudar a tu hij@ y necesitas sentirte acompañad@, estoy aquí.
Te ayudaré a dar respuesta y a detectar los miedos que te frenan para romper con ellos
La red trata de dar solución a ese vacío en grupo que nos encontramos como padres.
En mis redes sociales encontrarás el contenido más rápido y directo, con toques de diversión y realidad. La naturalidad de mi día a día
Te cuento todo lo que me hubiera encantado escuchar al comenzar a recorrer este camino de las altas capacidades.